Joan Vives Maristany (1902-1932); la historia de un artista quimérico.

Joan Vives Mariastany (1901-1932) 

Los orígenes de Joan Vives Mariastany se enraízan en una humilde familia payesa productores de verduras y leche en la pequeña localidad de San Feliú de Guixols, en Girona. Desde temprana edad el joven Joan mostró una gran inquietud y asombro ante la realidad en la que vive. El cotidiano trasiego de productos que mueve al joven Joan entre las comarcas aledañas, advierte una jornada de verano como un pintor recreaba el paisaje de la costa mediante manchas y colores. Aquella experiencia visual le marcó de por vida. Este pintor no fue otro que Eliseo Meifrén Roig, quien dejó una huella imborrable en el alma del que sería tempranamente su joven aprendiz. A tenor de su emoción, Eliseo Meifrén instruyó al joven chico en la disciplina del dibujo al natural y la maestría del color. En esta primera etapa de su vida conservamos las primeras obras de Maristany firmadas. 


Paisaje fluvial con fondo urbano. Joan Vives Maristany


Allende el océano eran conocidas las historias de fortuna y éxito de muchos españoles que habían forjado su porvenir en las américas. Aquellas noticias de prosperidad no pasaron por alto en los sueños del joven muchacho que vio en la Argentina su próximo destino. Quién había sido su mentor durante su juventud, el maestro Meifrén Roig, conocedor de Buenos Aires, facilitó al joven artista varias cartas de recomendación de amigos suyos galeristas que dieran impulso y seguridad  a la nueva carrera de Joan. 

El 29 de marzo de 1925 partió de los puertos de Barcelona el vapor Patricio de Starustegui de la “Compañía Trasatlántica” con destino Buenos Aires con una lista de escalas. A lo largo de esta larga travesía, prevista para 56 días, Maristany no cesó en su labor artística sonsacando de sus recuerdos, imaginación y experiencia, paisajes y escenas costumbristas clavadas en su retina desde la infancia. Acabándose su soporte para pintar, conoció a un joven camarero que interesado por su obra, le facilitó cajas de champagne de primera clase, hechas con madera de cedro pulido para poder continuar con su labor. Este hecho quizás anecdótico cambiaría la superficie de su trabajo, ahora en pequeño tamaño y sobre tabla. Los cuadros que fue realizando durante la travesía le proporcionaron cierta fama a bordo que terminó por concluir con su llegada a Buenos Aires. Gracias al mecenazgo de un benefactor apasionado por su obra, le consiguió una buena posición desde la que empezó a introducirse en el ambiente cultural porteño a mediados de los años veinte al ritmo del tango y jóvenes escritores. La presencia de un hombre joven, exitoso y atractivo fue motivo de un capricho de celos y discordias en la casa donde residió conjuntamente con la familia de su benefactor y sus cuatro hijas, siendo acusado por algo que había negado rotundamente.


Vapor Patricio de Satrústegui. Compañía Transalántica. Estuvo activo entre 1890 y 1926. 


A partir de 1930 cambió su residencia a la Cochabamba donde encontró su trabajo en un conventillo por las mañanas y por las tardes acudía a la agitada actividad cultural de la capital en distintas cuadras conviviendo con redactores, escritores, inmigrantes españoles y prostitutas, cubierto en un ambiente de ebullición política en todo el país. El 20 de febrero de 1932 saliendo del Hotel Castelar, envuelto entre disturbios y acompañado por una mujer elegante de edad avanzada, de una relación anterior, fue atropellado por un tranvía. La condición de casada de la mujer la eximieron de una implicación personal. Unos transeúntes fueron en su ayuda hasta que falleció finalmente. A las dos semanas la portera del conventillo contó a la policía haber visto a una mujer elegante ese mismo sábado llevando una una maleta cargada con pinturas de la casa del pintor.  

Cabe preguntarse qué hubiera sido de la obra de esta artista casi quimérico si hubiera vivido diez, quince, treinta años más. Joan fue relatando en cartas sus vivencias desde la travesía transoceánica hasta su corta estancia en la Argentina a su hermana menor Roser a quién tenía un especial afecto. Al morir ella a los 85 años en 1991, la familia y sus nietos trabajaron conjuntamente para restaurar la masía en donde había residido la familia Maristany salvaguardando los recuerdos de su abuela entre los que se encontraba algunos de los cuadros de su hermano. 

En Galerías Fragonard hemos adquirido tres maravillosas obras de este artista catalán. Una de las cuales es este óleo sobre tabla en el que Joan recrea una hermosa composición floral colorida que evoca en su trazo rápido y matérico los paisajes florales que dejarían huella en el imaginario visual de su infancia en la pequeña localidad San Feliú de Guixols en Gerona, cercano a la costa brava.

Flores mediterráneas. Joan Vives Maristany (1902-1932)

Maristany en este óleo da rienda suelta a su trazo intuitivo e imaginativo que a la luz del mediterráneo, da sentido, forma y color a través de manchas de color, posibles formas florales de buganvillas, rosas y dalias que cubren la maravillosa composición. Los paisajes, las vistas de costa y los motivos florales fueron motivos que fueron constantes durante su trayectoria artística.

Con breves y rápidas pinceladas Maristany consigue transmitirnos la desnudez y el color oriundo de la flora mediterránea. Maristany, pintor mediterráneo, sentimental y arraigado a su tierra parece dejarnos en su obra una ventana a las viejas masías catalanas, de labor y buena mesa, que en sus tierras fértiles y húmedas, la flor, el color y la luz cálida renacen cada año con la llegada de la primavera.





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