El detallismo del dramatismo

Siguiendo con la temática de la publicación anterior, en este caso os mostramos un espectacular conjunto religioso compuesto por la Virgen Dolorosa con Cristo yacente en su regazo, componiendo así la iconografía conocida como La Piedad.

La espléndida talla de estilo barroco fue realizada a principios del siglo XIX de origen andaluz. Esta Virgen Dolorosa es una escultura de tronco sin tallar en madera, piernas esbozadas, y brazos articulados, todo en madera. El cuerpo de Cristo yacente está exquisitamente tallado en madera y policromado con absoluto realismo. 

La Virgen María, que acaba de recibir el cuerpo muerto de su Hijo, eleva el brazo derecho en señal de dolor. Es un ademán de angustia y soledad que contrasta con la serenidad del cuerpo inerte de su Hijo, al que sostiene apoyando la mano izquierda fuertemente sobre Cristo. Pero también es una actitud de petición de ayuda, de comprensión, de compasión, que busca del espectador que contemplaba esta escena mientras el paso procesional pasaba por la calle delante de sus ojos. Tanto la comunicación con el espectador como la teatralidad de la escena son rasgos barrocos. El cuerpo de Cristo forma una diagonal que proporciona asimetría al conjunto. 

La amplitud de ropajes con abundantes plegados, ofrecen contrastes lumínicos de influencia barroca. La base es en madera estucada que imita al mármol, lo que denota su respectiva cronología en un momento temprano del siglo XIX. 

La pieza incluye  numerosos elementos decorativos conservados en perfecto estado. Además la Virgen presenta las ropas originales con detalles de brocados e incrustaciones de abalorios en plata. Destaca el manto de terciopelo con estrellas en plata y las numerosas capas de gasa y terciopelo.  

La técnica escultórica es exquisita, así como el encarnado y el detallismo del cuerpo de Cristo.





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