La complejidad que esconde lo näive


Magnífica tabla pintada al óleo realizada por el artista Helu, en los años 40. 

Se representa una escena campestre, tema recurrente en el arte, pero de una forma novedosa, siguiendo el estilo näive y desenfadado de Henri Rousseau.


En este verde y ameno paisaje se pueden distinguir diferentes elementos como la montaña que cierra la composición en la parte derecha. También aparecen entre los árboles, otras colinas y claros, en donde se aprecia un río azulado y una familia de ciervos en el centro de la composición. En la profundidad del mismo, en la zona superior, destaca un castillo de estilo francés, que cobra gran protagonismo. Es un paisaje calmado, un tanto infantil, de atmósfera feliz.

En la técnica empleada por el artista cabe destacar la preocupación por la correcta concepción del espacio, que queda plasmada también gracias a los elementos vegetales pintados en primera fila. Estos elementos vegetales son directamente cogidos del estilo de Henri Rousseau. 





Pese a que pueda parecer un arte sencillo, en realidad este tipo de pintura esconde complejidad, pues los pintores tienen presente que no es necesario representar todo con extraordinario realismo porque con el esbozo de una forma ya es suficiente para llegar al concepto.



Por lo tanto, el estilo de la escuela de Rousseau se caracteriza por lo colorido y llamativo, buscando lo primitivo e incluso infantil. Este arte naïf resultó de la herencia del movimiento impresionista, como demuestra la pincelada rápida y espontánea. Este tipo de pintura se inspira en la literatura y en las revistas, así como en jardines y temas exóticos.



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